Gorse |
Unas notas sobre la Echinacea:
Echinacea. Foto: FES |
Pensémosla cuando la persona ha sufrido graves humillaciones y se ha enfrentado a situaciones de vejación y violencia: actos criminales, violencia sexual, abusos sexuales a niños, maltrato escolar, violencia de género, torturas, secuestros (síndrome de Estocolmo), robos, mobbing de empresa. Para quienes han sido agredidos física, emocional y síquicamente a causa de su raza, de su condición sexual, debido a sus limitaciones o por su físico: discapacitados, ancianos que ya no se sienten útiles, obesos, homosexuales, campos de concentración, persecuciones políticas, inmigración en pateras. En definitiva, cuando la persona pierde su valor más inestimable, el que se construye al ser tratado como un ser humano que merece lo bueno y lo bello por el solo hecho de estar vivo.
Willow |
Ni a VicVlogs ni a Enrique Santos Discépolo quito la razón, y cierto es que estos sentimientos son dolorosos, productores de impotencia, enojo y resentimiento. Si los escuchara en un consultante formularía las esencias que dan título a este post.
Ahora bien, me pregunto si es posible la lucha y la reivindicación por la dignidad -y este vídeo lo es- acompañada de sentimientos soleados, entusiastas y esperanzadores. No lo sé, tal disgusto parece inevitable, demasiado grande es el daño, grande e histórico; pero sí sé que estas esencias apuntan hacia el optimismo y la recuperación del valor personal imprescindibles a la hora de la lucha por lo que nos parece importante.
Como siempre, gracias por tu gentil lectura.
Susana Veilati. www.escuelaterapiafloral.com
Es justo lo que siento. Gracias
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