Allí nos dice que el cuerpo es producto de la conciencia, y por lo tanto, es un proceso en continua evolución con el que podemos cooperar, o no. Lo explica muy bien, con su estilo claro y buenos ejemplos. Pero no fue sino hasta la página 296, llegando al final, que encontré lo siguiente, y esto sí que operó una nueva comprensión en mi modo de comprender el conflicto con el otro (la negrita es mía):
" El secreto es darse cuenta de que las relaciones existen en su totalidad dentro de la conciencia. Dado que tú eres la fuente de la conciencia, puedes modificar cualquier relación dentro de ti mismo.No tienes que pedir, exigir, ni negociar ningún cambio en la otra persona. Me doy cuenta de que esto va en contra de los principios de consejeros y terapeutas, pero ten en mente que la gente que llega con relaciones conflictivas a una terapia lo que trae, en realidad, son egos frustrados..."
Desde este punto de mirada, una relación entre dos personas no variará según lo que aclaren o negocien entre ambos, sino en función de la capacidad de cada uno para profundizar en su propia conciencia, es decir, en la aptitud de cada quien para reciclar sus cuestiones personales. Y cuando ello ocurra, esta nueva energía se percibirá, la persona habrá cambiado; y sin que cambie nadie a su alrededor, todo habrá cambiado.
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