Nemophila Menziesii |
Así es, hablamos de la dolorosa experiencia de un padre desaparecido, muerto, de cuerpo presente pero ausente, incompetente, tóxico, abusador, o agresivo. Un padre que ha perdido su lugar de padre, dejando una herida abierta que resuma desazón, hostilidad, amargura y rebeldía.
"Para la dureza del alma", agregan sus elaboradores. Sí, dureza de corazón, un corazón defendido, resentido, siempre cerrado por el miedo (que no reconoce para no sentir su vulnerabilidad) a que del otro venga algo que lo dañe o le reste, miedo que para no experimentarse es evitado y transformado en hostilidad. Y resaltan, además, que es para "el sentimiento de falta de fe..." en el Padre, en el Señor. Sí, la fe en Dios comienza a construirse en el marco de la relación con las figuras parentales.
¿Cómo es posible que no me quiera? Así acaba este fragmento del video que os dejo a continuación: breve y conmovedor.
Susana Veilati. www.escuelaterapiafloral.com